Museo del Santo Cristo de La Grita 
2000-2015

NP: Diario la Nación. Existió una de las propuestas más hermosas en el ideario cultural de La Grita, la llamada Ciudad del Espíritu Santo, entre las memorias y aún de los hechos notables de la historia religiosa, pero más allá de todos los ámbitos desde aquella abadía de María de Los Ángeles, cuando Fray Pedro de Simón nos narra la invocación a la Inmaculada y dentro del convento franciscano el Monasterio de Santa Clara se producen los primeros hechos artísticos en tierras andinas, venezolanas. Es 1580. Fray Francisco de Orellana, pintor y grabador a quien muchos años después la Real Audiencia de Santa Fe de Bogotá declara como un hacedor de los conocimientos del arte religioso. 

Un 3 de febrero de 1610 un cruel terremoto destruye a la ciudad antigua Humogría, la misma que Francisco de Cáceres había bautizado como ciudadela militar y el convento de los franciscanos. De allí parte el sueño de un misionero alumno de la escuela de Orellana. Un llamado Fray Francisco realizar un crucifijo en madera para que protegiera a los vecindarios de los terremotos. Y entre los dolores y las pasiones, el escultor labró de amor y fe un Cristo Barroco. Milagro que se asienta en el libro de gobierno del Convento de Santa Clara, conservado durante muchos años en la Parroquia de la Virgen de Los Ángeles.

Fue un 14 de marzo del mismo 1610. El sublime fenómeno, cuando mensajeros del cielo detallaron el rostro del Cristo tan afín al Señor de Los Milagros de Lima en Perú, o el del humilladero de Pamplona “La Nueva”. Por esto y por lo patrimonial de nuestras raíces históricas, originarias, religiosas desde un origen consagrado a la fe de España Vieja o las raíces de Griegos de la antigüedad haber dejado legados que después se convirtieron en el centro de ilustraciones y La Grita edificó sus testamentos, desde columnas dóricas, jónicas y arquitrabes majestuosos en la sabiduría de una tradición que permitió los inicios de las ilustraciones y de un Cristo originario de las escuelas sevillanas. De una leyenda hecha milagro y de los albores barrocos desde el Cusco como también de Cuenca, entre Ecuador y Pamplona. Por iniciación de los hechos y valores, Bolívar ofrenda a los pies de Cristo y promete la libertad de América en  1813. Desde el Relicario de Plata que Monseñor Esteves le ofreció al Nazareno en la cruz, en 1830, en compañía de Sucre, el Mariscal de Ayacucho. Hasta lo sagrado de multitudes del mundo. Desde los años curtidos de esperanzas hasta cuatro siglos después.

Hace quince años Ana Ramona Moreno de Montoya. Doctora, Académica, Profesora de La Universidad del Zulia, amante de hechos culturales entre los sentidos de La Grita y las noches románticas del Lago de Coquivacoa, junto a Lía Bermúdez o el mismo Fruto Vivas. Desde sus viajes por Europa, Asia y América. Se da en la tarea de entender que los testimonios religiosos de un Cristo barroco y gótico poseían en sus testimonios hechos notables, reliquias, valores religiosos y la expresión de seres que desde la talla o el bronce, de ánforas centenarias hasta el camarín de madera de los hermanos Escalante Lorenzi se convertirían en los secretos guardados de un Museo. Desde el Libro de Gobierno de la Iglesia, hasta la campaña en bronce del ilustrísimo Acacio Chacón, Arzobispo de Mérida y alumno del Colegio Seminario de Jáuregui. Todo, en lo más inmenso del alma, en la purificación de los panes y hasta en una carta de amor. En las voces del pueblo y a cada uno de los que bien han aportado sus sentimientos con nobleza sin ningún interés y sabiendo que Dios está vestido en la madera de un Cristo Viejo, originario, con todos las armonías del arte. Es ahora donde podremos saber y entender que en los espacio del Museo deberán estar los testimonios, los creadores y sabiamente los únicos valores morales de un trabajo y de una muestra de identidad que vino un día con los caballeros y los frailes para decir el nombre de un ejemplo, entre las columnas griegas, dracmas y los estandartes de Lepanto, más las cruces y alabardas en los credos dejados en una catedral de la paloma blanca… y en los símbolos griegos de la Atenas del Táchira.
Volarán las golondrinas y los siglos harán moldear los hechos… y en las conciencias estarán los sentidos y testimonios de la verdad, para que viva la paz.

Néstor Melani Orozco.
Séptimo Cronista de La Grita.
Artista Plástico.
Pintos, ilustrador, escritor. Poeta.
Figura Nacional. Miembro de las Artes en Venezuela.